os mujeres se convirtieron en las nuevas víctimas de la malicia a mano armada en Guayaquil. Ambas laboraban en el área de salud y fueron baleadas en el sur de la urbe, sin que el ‘choreo’ haya sido la causa.
El primer caso ocurrió ayer, aproximadamente a las 06:30, en la cooperativa Santiaguito de Roldós. Karina Bravo Espinoza, funcionaria del Ministerio de Salud, que a esa hora esperaba un bus para ir hacia su trabajo, fue interceptada por uno de los dos ocupantes de una motocicleta.
El sujeto se bajó del vehículo, se le acercó inesperadamente y le propinó varios tiros. Después huyó de la zona con su compinche, mientras la víctima quedó tendida en la vereda, junto a un pequeño altar religioso.
No pasó mucho tiempo y la señora, de unos 50 años, murió, ante la conmoción de quienes a esa hora estaban por el lugar.
“La impactaron más de tres balas. Se está viendo los videos de las cámaras cercanas para ver si se reconoce a las personas que lo hicieron. La mujer no tiene antecedentes penales”, informó el fiscal Stalin Coca, quien acudió al sitio junto con varios agentes.
Al sector llegaron algunos familiares, tras conocer la horrenda noticia. Se ubicaron a unos metros del cadáver. Uno de ellos, visiblemente consternado, pudo ver por unos segundos el rostro de la víctima antes de ser alejado por los uniformados presentes.
El fiscal indicó que, entre los allegados, estaba el hijo de Bravo, a quien se le realizará una entrevista para que pueda proporcionar algún dato que aporte con las investigaciones.
En tanto, el coronel Fausto Miño Valencia, jefe policial del distrito Esteros, mencionó que la baleada era del área de malaria de la institución pública. Además, comentó que el criminal fue directamente a disparar contra la señora, confirmando que, preliminarmente, el violento hecho no tendría relación con un robo.

Fuente: Extra.ec, Primer Impacto